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miércoles, 15 de febrero de 2012

CAPITULO II: LA INQUISIDORA

LA INQUISIDORA

Actualidad

El gran momento de la inquisidora Drem había llegado por fin. Después de unos meses de intensa investigación por fin sabía exactamente lo que pasaba. La investigación fue mal desde el principio, las pistas eran muy vagas, casi inexistentes hasta que hablo con el experto en heráldica de marines. Él le explico que tal vez todo era más sencillo de lo que parecía y la verdad era así, fácil. Le habían dejado multitud de pistas que ella, hasta ese momento no había desentrañado. Y él se lo enseño. Aquella imagen del pictógrafo le desentraño parte de la verdad. Aquellos cuatro hombres, con armaduras blancas eran la clave, y el experto le dijo quién era cada uno. Abaddon, el Saqueador, Señor del Caos, antes de convertirse en aquella bestia que era en esos momentos, Pequeño Horus, capitán de la 5 compañía, Tarik Togarddon, capitán de la 2 compañía y Garviel Loken, capitán de la 10 compañía. Aquellos hombres fueron el último  Mournival antes de la caída de Horus. Aquellos hombres que veía en la foto estuvieron allí y formaron parte de aquello y aunque parezca raro, estaba delante de uno de aquellos hombres, el capitán Loken. Vestía una armadura antigua, tal vez una Mark IV de color verde marino, el color de los Hijos de Horus. Llevaba una hombrera tachonada y la otra llevaba heráldica de los Lobos, un lobo negro con una luna creciente abajo, en la parte derecha, al contrario que sus hombres, los cuales la escoltaban. No llevaba casco, su rostro se perfilaba con la armadura, y lo reconoció de inmediato, pero era distinto al de la pictografía, su pelo era corto, casi rapado , cuando en la imagen lo llevaba largo, y su rostro estaba envejecido, no por la edad, sino por el sufrimiento. En diez mil años aquel hombre había sufrido mucho, lo había perdido todo, sus ideales, su legión, sus amigos, demasiadas perdidas incluso para un ser inmortal como un astarte. Todo para él carecía de sentido y aquello se notaba.
-          Bueno inquisidora, por fin nos ha encontrado- le dijo aquel hombre de forma cordial, casi con cierta sorna.
-          Usted será el capitán Loken, si no me equivoco- le respondió ella casi en un susurro. Aquel hombre le imponía cierto respeto.
-          Si no le importa, inquisidora, comandante, soy el comandante Garviel Loken.
-          Lo siento, creí que….
-          Sí, todo el mundo lo cree. Bueno, después de la Herejía, como la llaman ustedes, me ascendieron.
-          ¿Solo comandante?, porque no general o almirante o tal vez lord.
-          Bueno, no me gustan demasiado los títulos y comandante era el más apropiado.
-          Usted es el Señor del Capítulo, comandante, un capitulo que se supone que no existe.
-          Eso también es verdad, durante diez mil años hemos sido invisibles a todos, y si le digo la verdad, no somos solo un capitulo como usted dice inquisidora.
-          Como…
-          Somos la Legión, la única Legión que existe en la actualidad.
-          El Codex Astartes prohibió las legiones después de la Herejía de Horus, demasiado poder en manos de un solo hombre.
-          Guilliman era un zoquete- respondió Loken sin alterarse- vio el momento que sus ideales podían imponerse y lo aprovechó. A muchos no les pareció adecuado.
-          ¿Qué significa adecuado?, había legiones que tenían más de diez mil hombres.
-          Nuestra legión tenía más de veinticinco mil hombres, era la más poderosa, la que más conquistas tenía en su haber, muy por encima de los Ultras, e incluso de los Puños y los Lobos de Fenris. Vio su oportunidad de imponerse y la aprovecho. Ahora solo somos un reflejo de lo que éramos, no somos más de tres mil.
-          ¿Tres mil?, triplica casi a todos los capítulos existentes.
-          Nuestro Capitulo de combate tiene solo mil doscientos hombres, el resto son solo aspirantes y neófitos,  que están en el Capítulo de los Cachorros. Y la Lobas son solo medio centenar. Y por no decir de las Fuerzas Expedicionarias.
-          ¿Solo tres Capítulos?
-          Lo tuvimos que hacer, por problemas de logística.
-          Tiene una base, inesperada.
-          Si se puede decir que si, inesperada, pero lógica. Aquí caímos y aquí hemos renacido. Somos nuevos y estamos dispuestos para todo.
-          Pero porque ahora, ¿porque después de tanto tiempo?
-          ¿Por qué no?, este momento es tan bueno como otro- dijo sonriendo Loken.
-          No le creo comandante. Creo que usted lo ha hecho aposta, sino no me hubiera recibido así.
-          Le debo una explicación. La verdad es que no ha encontrado cuando nosotros lo necesitábamos, cuando queríamos. Nadie sabe nada, solo usted, y la verdad no sabe ni la mitad.
-          Se lo suficiente, se lo de la reunión con Valdor, se lo de Garro, Qruze, Tarvitz y usted.
-          No sabe ni la mitad. Bueno, creo que ya está preparada, así que venga conmigo.
-          ¿A dónde? Este planeta esta devastado, no hay nada en él.
-          Eso es lo que cree, eso es lo que todos creen. La superficie de Isstvan III oculta muchas cosas.
-          ¿Cómo hacen para que nadie sepa donde esta este sistema?
-          Fue idea de Valdor, era la forma de protegernos. Nos catalogó como planeta muerto para que nadie viniera aquí. Inquisidora este planeta es el campo de entrenamiento perfecto para los astartes. Tenemos de todo, y de forma natural.
La inquisidora miro a su alrededor, todo lo que vio fue devastación, edificios destruidos y quemados, barricadas y bunkers.
-          Se lo que piensa, pero si viene conmigo lo comprenderá todo, y tal vez tenga oportunidad….
-          ¿Qué oportunidad?
-          De formar parte de todo. ¿Viene o no?
Ella asintió. Loken hizo un gesto y los astartes que la habían acompañado desaparecieron. Ella le siguió. Anduvieron entre escombros, edificios destruidos.
-          Toda esta destrucción, fue él ¿no?
-          Si fue él. Después del ataque vírico, cuando todos los que estaban luchando aquí nos ocultamos donde pudimos. No sé si fue peor eso o la tormenta de fuego, pero todo fue barrido de la superficie del planeta. Después vino lo peor.
-          ¿Lo peor?
-          La traición de nuestros compañeros y amigos. Durante semanas nos enfrentamos aquí, contra ellos. No podían con nosotros, y al final Horus mando un ataque orbital. Miles de nosotros murieron. Solo sobrevivimos unos cuantos.
Pasaron delante de una pared que tenía una pintada que decía “Cerberus os matara traidores”
-          Cerberus, un nombre curioso.
Loken sonrió.
-          Si un nombre curioso. Creyó durante dos años que fue el único superviviente, traicionado por todos, fue la Legión de Uno y llego a volverse loco.
-          Lo conoció, ¿conoció al tal Cerberus?
-          Si- se interrumpió Loken- fui yo mismo
El silencio se hizo entre los dos y continuaron avanzando, hasta llegar a la entrada de un bunker.
-          Si entra conmigo en ese bunker cambiara toda su vida, inquisidora.
-          ¿Es una decisión que debo tomar?
-          Sí, es una decisión. Pero debe tomarla usted, si quiere saber la verdad o volver a su mundo. Le advierto que una vez la tome no tendrá marcha atrás. Se adentrara en un mundo de secretos y mentiras, un mundo distinto al suyo, donde el Emperador no es un dios, sino un hombre venerado y respetado por todos nosotros. Usted decide, ¿quiere seguir su vida, una vida de mentiras, o desea saber todas las verdades de este mundo?
-          Bien, creo que ya lo he decidido- dijo ella acercándose al bunker-, podemos…
-          Cuando quiera inquisidora.
Loken abrió la puerta entro y ella le siguió. Todo lo que había era oscuridad, pero Loken abrió una escotilla que estaba en el suelo, que ocultaba una escalerilla. Ella le siguió y bajo después de él. Cuando bajo y miro a su alrededor se quedó alucinada, veía delante de ella una ciudad, debajo de la destruida, con templos y manufactorums, así como una gran estructura en el centro de todo.
-          Inquisidora Drem, bienvenida a la Academia de Isstvan III.

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